Detectives privados históricos

El detective privado, un oficio de principios del siglo XIX.


La existencia de los detectives privados es algo que parece ser un fenómeno del siglo XXI actual; sin embargo, su actividad se remonta a más de un centenar de años, aunque siempre se ha mostrado como un oficio discreto, sigiloso y secreto.

Daniel Freixa y Martí, inspector de policía y un hombre con valentía, creó en 1888 una aparente oficina comercial, escondiendo en realidad una primitiva agencia de detectives privados. No obstante, la primera agencia moderna de detectives privados, y de la que se tiene constancia es la Internacional, creada en 1907 en Barcelona.

En 1917, R. Jullibert, formado en Francia, impulsó la primera escuela de detectives privados española, promoviendo el desarrollo de este novedoso oficio. Esta profesión se  asociaba a lo anglosajón y también a lo francés. Este hecho también se trasladó al mundo de la ficción, y de los libros.

El inicio de la novela de detectives surgió de forma curiosa en los periódicos, mediante la publicación de folletines detectivescos que abordaban las intrépidas historias de August Dupin, Sherlock Holmes, Miss Marple, etc. Cierto es que la figura del detective privado real no deja de asemejarse a la que tienen los detectives privados históricos y ficticios más famosos de la literatura.

Es evidente que el oficio de detective privado es algo que aunque parezca en auge actualmente a causa de las numerosas situaciones embarazosas de las que estos deben de hacerse cargo, este oficio remonta a principios del siglo anterior, evolucionando, cambiando, actualizándose, y convirtiéndose.

En la actualidad, es un oficio privado, discreto, reservado y muy profesional. A diferencia de los detectives privados históricos y de literatura, los de ahora abordan casos más comunes, para gente de a pie, y no rocambolescos casos de asesinato, por ejemplo.
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